Una mujer es la historia de sus actos y pensamientos, de
sus células y neuronas, de sus heridas y entusiasmos,de sus amores y desamores. Una mujer es inevitablemente la historia de su vientre, de las semillasque en el fecundaron, o no lo hicieron, o dejaron de hacerlo,y del momento aquel, el único en que se es diosa. Una mujer es la historia de lo pequeño, lo trivial, lo cotidiano,la suma de lo callado.
Una mujer es la historia de muchos hombres.
Una mujer es la historia de su pueblo y de su raza. Y es la historia de sus raíces y de su origen, de cada mujer que fue alimentada por la anterior para que ella naciera: una mujer es la historia de su sangre. Pero también es la historia de una conciencia y de sus luchas
interiores. También una mujer es la historia de su utopía.
Marcela Serrano: “Antigua Vida Mía”, Alfaguara, 1995.
El 8 de marzo de 1857, cientos de mujeres de una fábrica de textiles de Nueva York organizaron una marcha en contra de los bajos salarios (los salarios que recibían las mujeres eran inferiores en un 60 ó 70% a lo que recibe el hombre) y las condiciones inhumanas de trabajo. La policía dispersó a las manifestantes, que dos años después crearon su primer sindicato. Desde aquel histórico 8 de marzo, la fecha ha sido un termómetro de la lucha de las mujeres por el reconocimiento en un mundo de hombres.
Uno de los acontecimientos mundialmente conocidos y realmente lamentable fue el sucedido por el año 1908 en la fábrica Cotton Textile Factory de Washington Square, Nueva York, cuando un grupo de trabajadoras declararon una huelga en protesta por las insoportables condiciones de trabajo ocupando la fábrica. Sólo pedían tener el mismo salario que los hombres, descanso dominical, reducción a las 10 horas la jornada, derecho a la lactancia y reducción de la jornada laboral. El dueño no aceptó la huelga, cerró las puertas de la fábrica y le prendió fuego… murieron 129 mujeres. El color lila con que se identifica ese día, es porque de ese tono era el tejido que estaban haciendo las obreras el día que murieron.
1909: Nueva York fue de nuevo testigo de las protestas de 15,000 mujeres trabajadoras. Bajo el lema “Pan y Rosas”, en el que el pan simbolizaba la seguridad económica y las rosas la calidad de vida, las mujeres extendieron sus protestas hacia el derecho al voto y el fin de la esclavitud infantil.
Otra versión justifica el origen del 8 de marzo en la segunda conferencia internacional de las mujeres socialistas en 1910 en Copenhague, Dinamarca. Allí la alemana Clara Zetkin, integrante del Sindicato Internacional de Obreras de la Confección, demandó instituir el día internacional de la Mujer para reclamar los derechos políticos, civiles y económicos de todas las mujeres en el mundo. Zetkin propuso el día 8 de marzo.
En 1975, las Naciones Unidas comenzaron a observar el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo. Dos años después en 1977, las Naciones Unidas adoptaron una resolución que convidaba a todos los países a consagrar un día a la celebración de los derechos de las mujeres y de la paz internacional. El 8 de marzo se convirtió en este día de reconocimiento.
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